RITUAL DE AÑO NUEVO CON INTENCIÓN

Comer 12 uvas a media noche, bañarse en champaña, vestirse de rojo o dar la vuelta a la casa con la maleta de viaje son algunos rituales que hacemos en Latinoamérica para pedir deseos, atraer abundancia y cumplir nuestros propósitos para un nuevo año.  Pero casi siempre hay tres razones por las cuales llega el 31 de Diciembre y notamos que no hemos cumplido con nuestras resoluciones.

En primer lugar, no hacemos un cierre  al año que tuvimos: hay que cerrar algunas puertas para abrir nuevas!

 

Vamos a hacer un ritual de cierre de año, será un momento tranquilo para ti. Enciende una vela, pon música relajante y toma papel y lápiz. La idea de este ritual es reflexionar y agradecer todo lo que este año nos trajo. Empieza escribiendo los momentos más importantes del año para ti: felices, tristes, no tan agradables, increíbles… Tú sabrás cuáles fueron aquellos recuerdos que más te marcaron este año. Puedes ponerle una pequeña descripción a cada momento.

 

Ahora, la parte más importante, escribe qué aprendiste de cada situación. La mejor manera de cerrar un año es ser conscientes de las enseñanzas que este nos ha dejado, cuál fue tu mayor aprendizaje, tu mayor logro, el mejor momento de tu año. 

Si tu año fuera una palabra, ¿cuál sería?. Termina agradeciendo cada momento y cada aprendizaje.

Segundo, no tenemos claridad a la hora de escribir nuevas metas: es importante saber qué queremos, pero más aún por qué lo queremos y cómo lo lograremos.

 

Para que tus metas razonen contigo y sean más conscientes, divide tu vida en máximo cinco áreas: relaciones, crecimiento personal, salud y bienestar, carrera y finanzas… ahora pregúntate cómo te quieres sentir en cada área de tu vida?. Así, escribirás tus metas basadas en lo que tu alma, cuerpo y mente te piden. Define las cinco emociones que te guiarán el próximo año y en base a ellas, empieza a escribir de uno o dos propósitos por cada área. 

 

Ej: si te quieres sentir llena de energía, una meta sería incorporar yoga o caminatas a tu rutina, o si te quieres sentir productiva, una meta sería bajar el tiempo que gastas en pantallas. 

¡Recuerda! Escribe tus propósitos en tiempo presente y en positivo!

 

Y tercero, no tomamos acción: sin un plan y sin constancia no hay resultados.

 

El punto de hacer rituales, reflexiones o vision boards es que sean herramientas para ayudarnos a que esas metas se conviertan en una realidad. Pero para que eso pase hay que agregarle un componente más a esa fórmula: la acción. 

Escribe esos pequeños pasos que tienes que hacer para que tu objetivo se cumpla; hay que crear una especie de ruta (esta la podrás ir modificando a lo largo del año) para que ese cómo sea más fácil. 

 

Para que ese proceso sea más efectivo, cada tres meses revisa tus estrategias: ¿qué no he podido empezar? he nutrido la emoción de… ¿esta meta sigue razonando conmigo? ¿qué he podido lograr hasta ahora?

LA LISTA DE LOGROS NO ES LO MÁS IMPORTANTE!

Por otro lado, vale la pena recordarnos que lo más importante no es lo que lograste y lo que no pudiste cumplir; si lo analizamos, toman más importancia las experiencias que tuviste, las emociones que sentiste, los momentos que compartiste, los aprendizajes que reconociste y todo el recorrido de un año más. No hay año bueno ni malo, 2022 fue un paso increíble que diste para ser la persona que quieres ser.

Desde ya te mando la mejor energía, 2023 te traerá experiencias hermosas si así lo decides!